GASTRONOMÍA

Enero 2013: Palacio Sánchez Valenzuela. (Baeza – Jaén).

SALONES Y TERRAZAS “PALACIO SÁNCHEZ VALENZUELA”.

“Nuevo Casino”. C/ San Pablo, 24. 23440 Baeza (Jaén)

Relación calidad-precio:

Presentación:

Cocina:

Servicio:

Mala   Aceptable   Buena   Muy Buena   Excelente

 

 

Este edificio-palacio, fue mandado construir a finales del siglo XV por la familia de Sánchez Valenzuela.

Tras varias generaciones de haberlo ocupado, los últimos, los Condes de Gabia, lo cedieron a la orden religiosa de los Mínimos de San Francisco de Paula hasta que fueron expulsados con la desamortización de Mendizabal, momento en el que pasó a ser Casino de la ciudad hasta nuestros días.

El edificio apenas ha sufrido modificaciones en cuanto a su tipología ya que el concepto en torno al patio con escaleras resaltadas en el lateral se ha seguido conservando.

La fachada sigue manteniendo su aspecto original de fortaleza con dos torres en los extremos y portada o vano adintelado sin adornos en el centro de la misma, desde esta se accede al patio.

Se trata de un patio de doble altura con arcos de medio punto, aquí es sobretodo donde se observa que el estilo viene marcado por la transición entre el gótico y el renacimiento. La anterior inscripción (por cierto en el suelo para no dañar la fachada), recibe al visitante que pasea por las calles de Baeza y se encuentra con esta joya.

En un principio su oferta gastronómica no llama mucho la atención por el uso como casino que le hace pensar al viajero que es un local privado, pero la hospitalidad de Juani, persona que lo regenta, nos invitó a pasar y conocer su interior y así descubrir su oferta gastronómica de la que quedamos sorprendidos.

En un salón sencillo y con una acogedora chimenea que aliviaba el frío de la calle seguimos los consejos de nuestra anfitriona y pudimos degustar algunas de las especialidades de casa.

Comenzamos con unas Migas acompañadas de huevo, rábanos y olivas, y un estupendo Salmorejo Cordobés. Continuamos con Bacalao a la Baezana y Carrillada Ibérica en salsa. Para los postres elegimos flan y pudin de almendras de elaboración casera.

Ofrece este establecimiento en su carta una variedad de raciones con las que se puede disfrutar de la gastronomía local. El servicio fue ágil y agradable, eso sí exento de lujos. El edificio ofrece un sabor decadente pero acogedor. En definitiva es una buena opción para degustar comida casera en un edificio histórico.

 

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