Apoloybaco, visita a las Bodegas Patacabra, en Espartinas (Sevilla).

Fundada en 1908, la bodega está enclavada en la localidad de Espartinas, y actualmente es la única bodega que queda en el pueblo y que además realice todo el ciclo completo en la elaboración del vino. Propiedad de la familia Castaño, poseen la finca «Viña Granadal». En ella se encuentran las viñas de la variedad garrido fino, abonadas con estiércol y podadas por manos expertas, que saben donde tiene que dar el corte para que las yemas del sarmiento estén en el lugar preciso, para dejar los racimos justos que maduraran en el verano, bajo el sol del mediodía y el aire fresco y húmedo procedente del Atlántico.

La bodega cuenta con un lagar presidido por una antigua prensa de usillo movida a mano con sus pesados tablones de encina. Y en su interior ordenadas en criaderas y soleras posee botas de roble americano y bocoyes de castaño, donde guarda su particular Patacabra, un solera, bautizado así como símbolo de dureza, de fuerza y resistencia, como la pata de una cabra. En su envase nos dice que es un vino «que conserva lo natural: uvas, madera, silencio, manos artesanas y compartirlo con los amigos» Y ciertamente es así.

Dirección: C/ J. Emilio Fernández. Mora, 3 – 41870 – Espartinas (Sevilla). Teléfono: 954113820 / 606403918

 

Rafael Castaño, propietario de la bodega (centro de la foto), nos explico todo el proceso de elaboración tanto del Mosto como del solera Patacabra. Esta es la nave de crianza del solera Patacabra, su propietario Rafael, junto con Vicente (izquierda) y José Corral.
Rafael Castaño, sirviendo unos «vasitos» de Mosto. Es la forma mas generalizada de comercializar este vino joven, fresco y afrutado. José Corral, Ramón Ubed y Antonio Vázquez (de izquierda a derecha), dando buena cuenta del Mosto, al fondo los bocoyes con este preciado caldo.
Sin duda es una delicia visitar esta bodega, conocer los métodos artesanales de elaboración del mosto y como no, poder degustarlo «in situ». Ah! sin olvidarnos de adquirir el «solerita» Patacabra, que con calculada paciencia nos servirá Agustín, un empleado de la bodega  que conoce todos sus secretos y encantos.
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